miércoles, 23 de noviembre de 2011

For Export: El talento que no brilló

 


Los futbolistas, en muchos casos, tienden a ser reconocidos una vez que su carrera está en pleno apogeo. Una edad modelo, en referencia al ejemplo citado, sería a partir de los 23 años. La excepción a la regla, claro está, la generan aquellos deportistas dotados en todo sentido. Por virtud propia, habilidad innata o elegancia dentro de un campo de juego. El caso de Juan Sebastián Verón tiene ingredientes de las dos opciones: se fue joven de Estudiantes a Boca y encontró su plenitud a partir de los 22 años.

Sir Alex Ferguson, varias veces, fue acusado de comprar a Verón sin tener en claro en que posición lo iba a utilizar, lo cual, en su momento, pareció injusto. Más allá de haber obtenido la Copa de Campeones dos años antes de la contratación de la Brujita, el entrenador quería que su equipo sea más equilibrado y con la pausa que le identifique un plan de juego. Si bien sería erróneo mencionar que el United había ganado de suerte la Champions de 1999, es cierto que no la obtuvo imponiendo un estilo único y dominador como demandan los grandes equipos.

“En la fase de grupos de la Champions 2000 tuvimos varios problemas. Teníamos un estilo de juego 4-4-2 y desaprovechábamos, por completo, la tarea de los volantes por las bandas. Los jugadores se cansaban fácilmente y tuvimos que buscar una alternativa. Y Verón era la solución”. De esta manera, el entrenador buscaba rellenar la mitad de la cancha para evitar el agotamiento de sus futbolistas. A su vez, equilibrar el mediocampo con un deportista de las características de la Brujita que permiten ganar panorama y posesión en el campo de juego.

Estaba todo dicho para que Verón sea el remedio de la enfermedad: una figura que permita sostener el ritmo en el mediocampo. Sin embargo, el United no estaba preparado para cambiar su estilo y la Brujita no estuvo a la altura de las circunstancias. Parte del problema fue lo que se pagó por el argentino: 45 millones de euros. Por esa cifra, lógicamente, el rendimiento del volante debió haber sido brillante para que el pase justifique a los ojos de los hinchas y periodistas. No fue así y su sutileza no fue apreciada como merecía.

Un problema fue Roy Keane. El capitán imponía respeto y por lógica era el cinco del United. Verón, dueño natal de esa posición, se vio obligado a adelantarse unos metros relegando espacios. Incluso se lo veía recostado por la derecha, con menos contacto con la pelota. A pesar de eso, supo completar partidos correctos por competiciones europeas. Allí el equipo tenía un juego más pensativo y él, ante la ausencia del irlandés, se ubicaba en el sector que más prefería. Como no se destacaba en la Premier League, la Brujita se vio obligada a desembarcar en otro equipo. Y ese fue Chelsea.

Su precio lo catalogó de elite. Su traspaso se lo consideró similar al de Zinedine Zidane, aunque por un precio más modesto. La pálida imagen que dejó junto con su selección en el Mundial de 2002, en gran medida, fue la causante de su mal adaptación. Sin ir más lejos, su actualidad lo colocaba dentro de los tres argentinos con mejor presente. Eso no se vio reflejado y su paso por el conjunto inglés dejó más penas que glorias. Tal vez su rechazo a la millonaria oferta que le hizo el Manchester City en 2010, haya sido visto con buenos ojos por los red devils. Pero solo queda en eso.



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