jueves, 24 de noviembre de 2011

"A George Best le gustaba la joda y era su filosofía de vida"

En busca de material que permita entrar en detalle a la década de 1960, se recurrió a un periodista de reconocida trayectoria. Oscar Barnade, redactor de la sección Deportes de Clarín, que a su vez es especialista en historia y estadísticas, fue consultado, en especial, por la serie entre Estudiantes de la Plata y Manchester United por la Intercontinental de 1968. A su vez, brindó su opinión respecto a jugadores históricos y a Sir Alex Ferguson, del que citó: “Su campo de batalla es el vestuario”


-¿Por qué creés que Manchester perdió aquella serie?
- Por el equipo que tenía en frente, sin dudas. Estudiantes venía de logros importantes en los campeonatos domésticos, consagrándose en el Metropolitano de 1967. A su vez, en ese año, salió subcampeón del Nacional y, en 1968, del Metro. Tal regularidad la enalteció obteniendo la Copa Libertadores de 1968. Sólo restaba confirmarlo en la Intercontinental de ese año. Y vaya que lo hizo.


-¿Con qué clase de rival se encontró?
- A grandes rasgos con uno que no te dejaba jugar. Un equipo conformado con jugadores que sabían lo que querían. Ni hablar del entrenador que los dirigía: un enfermo, en el buen sentido de la palabra. Osvaldo Zubeldía los convenció de que no era imposible vencerlos y lo lograron.


-Sin embargo el United era prácticamente una selección.
- Exacto, pero allí eran sólo dos partidos. Un mal encuentro podría dejarte con las manos vacías. Si bien no sucedió eso, al Manchester lo sorprendió la actitud que tuvo el conjunto platense.


-¿Esto afectó al orgullo inglés?
- Sin dudas. Por esos momentos había una rivalidad enorme entre Argentina e Inglaterra. Todo debido a aquel encuentro por los cuartos de final del Mundial de 1966, donde los ingleses nos dejaron afuera tras un partido polémico. En relación a esto, días previos a la final se vivía un clima tenso. Ellos aducían que en la Bombonera iban a sentir presión, que luego jamás existió.


- En esa serie se enfrentaron jugadores de enorme calidad.
- ¡Y vaya que jugadores! Bobby Charlton, Denis Law, George Best, Juan Ramón Verón, Carlos Pachamé, Felipe Ribaudo. Son tantos que se me olvidan muchos. En general fue una final como pocas, donde los jugadores brillaban por si mismos. No solo por la calidad individual, sino también por el juego colectivo. Hay quienes indicaban que Estudiantes jugaba sucio, criterio que no comparto ya que de esa manera obtuvieron grandes logros.


-¿Qué jugador era Charlton?
- Un cerebral, un patrón del campo. Podía marcar y atacar bien, algo que, salvando las distancias, hacía Fernando Redondo. Si bien siempre fue un delantero neto, retrasó su posición para convertirse en un falso diez. Lo colocaban delante del mediocampista central (5) sin ser enganche, entonces, gracias a su panorama, aprovechaba a los volantes punteros del fútbol inglés. Hace poco vino a la argentina, lo ves y está igual con mucho menos pelo y un par de canas. Es increíble.


-¿Y George Best?
- El distinto. Un rebelde dentro de la cancha. Era de esos tipos que tienen todo el talento encima, pero por alguna u otra razón no tenían la magnitud que debían tener. Se lo puede resumir como el jugador que todos queremos ser: indisciplinado pero con enormes virtudes. Lo triste era su enfermedad. A lo travieso que era había que agregarle los serios problemas con el alcohol. Le gustaba la joda y era su filosofía de vida. Como René Housemann o Garrincha, entre otros. Un crack con inconvenientes.


-El 5 de este mes se cumplieron 25 años de la llegada de Ferguson al Manchester, ¿Qué opinión merece?
-Es todo una vorágine. El tipo demostró que el United está por encima de todo. Revalidó que tiene la capacidad de dirigir a un club como es el inglés y cuando tenía inconvenientes con un jugador no le temblaba el pulso para que se vaya. Además es una persona culta, que se nota que lo respetan propios y ajenos. Por su manera de ver el fútbol, entrenar y pensar ideológicamente. Toda la vida fue laborista en un país muy conservador. Siempre defendió sus ideales y, a su vez, las trasladó al campo de batalla: el vestuario.


-¿Coincidís en que le hagan un homenaje?
-Por supuesto. Es algo merecido y, en esa línea, la parte envidiable de la flema inglesa. Es el respeto por los años, el trabajo, la apuesta por el futuro. Después tiene un montón de cosas criticables, pero de que es un pregonador no hay dudas. El único que lo superó es Guy Roux con 44 años en el Auxerre. Pero son casos únicos que rara vez se vuelvan a repetir.






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