La intención de quién escribe esta nota era guardarlo para último momento, como bien se dice: “Lo mejor queda para el final”. Lamentablemente, para nosotros obviamente, la realidad así como también su presente exigen constantemente nombrarlo. Cristiano Ronaldo, el crack portugués, es el elegido para el For Export de esta semana.
Con sus destellos y ráfagas de buen fútbol supo enamorar a cada hincha del United. Gracias a su aporte conquistó no sólo Inglaterra, sino Europa. Esas piernas flacas, largas y con increíble habilidad, dejaron anonadados e incrédulos a más de algún adversario. “Cuando lo tenés en tu equipo lo amás, pero cuando lo enfrentás le queres cortar la cabeza”, describió Ruud Van Nistelrooy, goleador histórico de los red devils.
Ni bien llegó, pidió jugar. Su calidad y técnica exigían continuidad en cancha. Comenzó por las bandas, principalmente por izquierda, donde supo regocijar de asistencias a los hombres mas adelantados. Van Nistelrooy, Rooney, Saha, entre otros, lo disfrutaron. La cuenta pendiente – siempre lo menciona – fue compartir equipo con David Beckham, quien ya había marchado al Real Madrid. Ante la partida del “Spice boy”, tomó su legado. Pidió la casaca siete y tardó poco en convertirse en la figura del equipo. Pesos pesados como Van Nistelrooy, Rooney, Giggs y Scholes, poco a poco, quedaron opacados ante la imagen del luso.
Sin embargo, su extrovertida personalidad le jugó en contra. Su imagen frívola contrastó con una enorme capacidad de trabajo. Tanto en Sporting Lisboa, club de su debut, como en el Manchester United era el primero en llegar a los entrenamientos. Cuando llegaba a su hogar, Cristiano nadaba con frecuencia en su piscina y hacía ejercicios en el gimnasio. Después de cada encuentro, miraba la grabación para descifrar virtudes y errores. Finalmente, dormía ocho horas diarias. Esto, lógicamente, no es tenido en cuenta por la prensa internacional.
Como no podía faltar, la mejor fantasía del portugués.
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